HISTORIA DEL CINE - Los Pioneros: Georges Méliès, el mago (1).

En el frío invierno de 1895, el mago, actor, director y productor teatral Georges Méliès fue invitado a la presentación del cinematógrafo y las proyecciones de los hermanos Lumiere en París. Casi como todo aquel que había presenciado aquellas primeras películas, Méliès, hijo de un empresario de la industria del calzado, quedó fascinado con el invento, al que le vió inmensas posibilidades artísticas. Intentó entonces contactarse con los Lumiere y comprarles una máquina para realizar él mismo sus propias películas. Pero cómo los Lumiere se negaban a comercializar su invento, política que les reportó una gran ganancia ya que ellos poseían la licencia y un virtual monopolio de las filmaciones en Europa, Méliès decidió construir su propio cinematógrafo.

Para ese entonces, el futuro inventor de los efectos especiales en el cine, ya era propietario del teatro Robert Houdini donde se realizaban espectáculos de ilusionismo y donde tiempo antes el mismo Méliès solía presentarse con sus shows de magia.

Construyó entonces lo que es considerado el primer estudio cinematográfico en las instalaciones del teatro cuyos decorados, trampas y maquinaria Méliès conocía a la perfección y fueron usadas para la filmación y proyección de los primeros cortos de su producción.

En sus inicios las películas de Méliès eran pequeñas escenas de la ida cotidiana al estilo de los Lumiere, filmadas al aire libre en su mayoría. Sin embargo estas filmaciones son muy pocas y su estilo fue evolucionando hacia lo fantástico.

Así, en 1896 el público concurrió asiduamente al Nuevo Teatro Robert Houdini para sorprenderse con The Bewitched Inn (1896) -un viajero llega a una posada y es atormentado por velas que se mueven y ropas que cobran vida propia- y The Vanishing Lady / Escamotage d'une dame chez Robert-Houdin (1896) -el clásico truco de hacer desaparecer a una persona, llevado a la pantalla con realísmo mágico-.