Sundance Film Festival. II

Todos los años, miles de films de todo el mundo son enviados a los miembros del equipo de selección del Festival. Estas películas están rodadas en decenas de idiomas y abarcan todos los géneros, inclusive el cine de animación. Según el propio Instituto la misión y el criterio a la hora de seleccionar los filmes es encontrar películas y documentales que “inspiren, desafíen, deleiten, y conmuevan” a los espectadores. De esta manera el Festival de Sundance se fue transformando en una de las principales plataformas para comercializar el cine independiente de los Estados Unidos. Este mercado del cine, realizado al margen de los grandes estudios, es donde los cineastas que trabajan por su cuenta pueden dar a conocer sus producciones tanto en Norteamérica como en el resto del mundo.

¿Cómo funciona el sistema? Sencillo. El propio co-director del Festival, Geoffrey Gilmore describe a Sundance como “un festival del descubrimiento”. Una de las principales presencias del Festival, junto a los estrenos y las estrellas que se pasean por las calles de Park City, son los ejecutivos de las grandes productoras y distribuidoras de Estados Unidos: Time-Warner, Sony Pictures, Disney, Fox, MGM... Su juego consiste en apostar por determinada película, comprarla y hacerse cargo de la distribución. En Sundance el interés por una película surge a raíz de su adquisición por parte de una gran distribuidora y se valora en función de la cantidad de dinero que se pague por ella. Claro que los productores no siempre aciertan. Hoy en día todavía se habla de cómo los estudios dejaron pasar The Blair Witch Project en 1999, que fue a parar a manos de la pequeña Artisan Entertaiment y la convirtió en una mina de oro, o cómo se ignoró a Gods and Mosters, para ser adquirida por Lions Gate (dueña ahora de Artisan) seis meses después del Festival. O de las sumas que se han pagado por filmes que después pasaron totalmente desapercibidos en las salas comerciales. Por eso, cada año, la atención del Festival se centra en ver y especular con quién consigue comprar la producción independiente más barata y obtener mayor rentabilidad. Claro que “independiente” es un término relativo y cada vez más los grandes estudios, a través de subsidiarias, participan con sus propias películas protagonizadas y dirigidas por estrellas de Hollywood. Al respecto, Gilmore anuncia año tras año la incorporación al Festival de películas de bajo presupuesto y cine digital, y asimismo destaca que se está produciendo una saturación en el mercado por la gran cantidad de films independientes que se están rodando. Y a partir del año 2000 las grandes productoras han ido escatimando su participación. Por ejemplo, en el 2001, Miramax, propiedad de Disney, y madrina de muchos de los cineastas de la última generación del cine independiente no presentó ninguna producción en competición. A la vez, y en concordancia con las palabras de Gilmore, cada vez se presentan más películas en formato digital, y curiosamente, muy pocas en 16 mm.

(continuará...)

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